Busca a su esposo Jorge y a su hijo Diego, desaparecidos el 19 de septiembre de 2013.
“Yo soy Mónica, yo busco a mi hijo Diego y a mi esposo Jorge. Mi hijo tiene 19 años, cuando desapareció y mi esposo 50 cuando desapareció, hace ocho años, y al contrario de mis compañeras, yo busco en muerte, porque yo sentí al día siguiente, que me habían arrancado el corazón. Entonces, mi búsqueda siempre ha sido en muerte, tengo regados todos los ADNs en casi todos los estados del país en los que he podido sacarme muestras. Mi primera muestra me la hice en un laboratorio personal. Mi ADN está en muchos laboratorios forenses esperando que el cromosoma “Y” brinque, para encontrar a mi familia.
El día que yo encuentre a mi familia en alguna fosa, si es que no los llegaron a desbaratar porque cuando a mí me tocó esa era la práctica de asesinato y de desaparición, era desbaratar los cuerpos en ácido o hacerlos, este… o calcinarlos. Y tú sabes que para que un cuerpo pueda dar una muestra genética, pues necesita haber un hueso largo o dientes para poder sacar el núcleo del ADN ahí y pues, yo estoy esperando que en algún SEMEFO o en alguna fosa clandestina, brinque mi familia para recuperarla, incinerarla y llevármela a mi casa. Y que me digan que me van a meter a la cárcel, pues no me importa que me metan a la cárcel por incinerarlos, pero quiero que regresen a su casa, no en las condiciones que quiero, pero que regresen conmigo. Y pues, es lo único que busco: que regresen, en las condiciones que sean, pero que regresen. Esa es mi búsqueda.
Mi hijo es guapísimo y estaba muy joven y no merecía morir, porque yo sé que está muerto, pero eso no me limita a que lo voy a encontrar como lo tenga que encontrar y que va a regresar. ¿No?
El primer contacto que tuvimos con ADN México fue en 2018, estaba en campaña López Obrador, vino Olga Sánchez Cordero a Guadalajara con un proyecto que se llamaba “Abre más los ojos” y en ese núcleo de personas que invitaron a esa reunión, había de todos los que tienen que ver con derechos humanos y una de las partes eran desaparecidos. Y vino una mamá buscadora a Guadalajara y traía a una persona de ADN México. (Esa mamá buscadora) iba a presentarle a Olga Sánchez Cordero el proyecto de Ciencia Forense Ciudadana, que ya había estado aquí en Jalisco y que a nosotros nos tomaron muestras también de ese proyecto, a muchas de mis compañeras y familias que les tomaron las muestras no les entregaron los resultados de ADN.
Venía Mariana Sosa de ADN México y (nos dijo) que la sede estaba en el ciudad de Morelia y tenían oficinas en la Ciudad de México y que ese laboratorio tenía acceso directo a la plataforma de ADN de la PGR y que podían hacer confrontas directas con los resultados de ADN que nos habían tomado la muestra a nosotras para poder detectar si alguno de nuestros familiares estaba dentro de esa plataforma. Nos hicieron las pruebas de ADN como a 20 o 30 familias, más o menos.
No sé si a todas les dieron los resultados, a mi sí me los dieron. Esos mismos resultados yo los mandé a la Comisión Nacional de Búsqueda, porque ADN México confrontó, supuestamente, con la base de datos de PGR y dijo que había unas coincidencias en Michoacán con las características de ADN de mi hijo y de mi esposo. Entonces yo, por medio de la Comisión Nacional de Búsqueda, mandé esos resultados de ADN para que se confrontaran con esa base de datos que tenían en Michoacán y hasta la fecha no hay resultados.
(Para las tomas de muestra que hizo ADN México) todo fue particular. Todo. Le pedimos a DIF Guadalajara que nos prestara un salón porque nosotros como familias estamos en un Programa de Ausencias, nos acompañan a las familias y nos dan terapia, y se le pidió a DIF Guadalajara que nos prestara un salón para ahí reunir a las familias y ahí tomar las muestras genéticas. La señorita (García Sosa) dio una introducción de cómo era su trabajo y llevaba los kits de muestras y nos tomó las muestras genéticas a todas las que asistimos. Muestras de saliva. Completamente gratis.
Cuando empezó a tomar las muestras genéticas dijo que si teníamos algo más que perteneciera a ellos, que por ejemplo, unos calcetines, unos tenis, que los guardáramos en una bolsa de plástico con papel para que el sudor, que por medio del sudor el cepillo de dientes o el pelo, se podían tomar muestras de ADN para poder confrontar, porque nosotros no tenemos el ADN de los nuestros. Tenemos el de nosotras, pero el de ellos, no. Cuando tú confrontas, si existe la mamá y el papá, pues obviamente es el 50% y el 50%, ¿no? Y para que brinque, pues está muy, muy difícil. Aquí en Jalisco se toma el ADN nuclear, que es pues nada más el que toman en todos lados, ¿no? Pero no sabemos en otros estados del país, qué tipo de ADN es el que toman. Si el mitocondrial o el nuclear. Cuando es el mitocondrial pasa idéntico de la mamá a mujeres y hombres. Pero aquí no lo toman porque si el nuclear es carísimo, el mitocondrial es muchísimo más caro todavía.
La identificación humana es muy difícil porque te piden una muestra genética, y cuando tú vas y donas otra muestra de otro familiar, no la meten por familia. La meten aislada en la base de datos. Imagínate cuando da vueltas la base de datos para que brinque ese ADN que sea compatible con el tuyo, pues está muy difícil, sumamente difícil. Porque no lo meten en familia, lo meten separado, lo meten aislado.
(Mariana García Sosa) nos empezó a pedir dientes. A la hora que dijo: “Dame los dientes de leche de tu hijo y de… ”, dije: “No”. Yo no le voy a dar los dientes de mi hijo porque es la única prueba de confrontar cuando llegue a aparecer. Pero Amanda sí entregó dientes.
Todas caímos porque nos dijeron que se iba a confrontar con la base de datos nacional. Eso nos vendieron a nosotros: que esas muestras genéticas que estábamos donando se iban a confrontar con la que nadie tiene acceso, nadie tiene acceso. Así nos la vendieron. Tuvimos que firmar que aceptábamos que nos tomaban el ADN. Nosotros firmamos, nosotros dimos nuestra autorización, pensando que la iban a confrontar realmente con la plataforma de ADN para ver una búsqueda de un laboratorio particular de treinta familias y no toda la base de datos genético de algún estado. Imagínate trece mil muestras genéticas a treinta muestras genéticas, hay más posibilidades de treinta que trece mil, ¿verdad?
Como cada dos meses o cada quince días venía Mariana (García Sosa). Nunca nos dio su teléfono, todo era por medio de (se omite el nombre de la persona por confidencialidad) la comunicación.
Empezamos a sospechar porque decíamos: “¿Por qué tanta amabilidad y tanta insistencia en que habláramos con el director del SEMEFO, digo, del Instituto Jalisciense que era el maestro (Luis Octavio) Cotero”. Que quería una cita con el maestro Cotero, que quería una cita con el maestro Cotero, y obviamente quería que fuéramos acompañadas de las familias, ¿no? Y ahí fue donde empezamos a sospechar que quería entrar con pase directo como laboratorio externo, por la crisis forense que se estaba manifestando. Todavía no pasaba lo de los tráileres (con cadáveres). Lo de los tráileres todavía no pasaba. Era mucha la insistencia en que nosotros habláramos bien del laboratorio porque supuestamente estaba bien renombrado a nivel nacional y que porque estaban trabajando en Coahuila y habían dado supuestamente resultados. Vi una publicación donde decía que era un fraude, que eran puras mentiras, que eso no funcionaba y empezamos a investigar, empezamos a investigar y nos dimos cuenta. “¿Cómo un laboratorio particular puede tener acceso a la plataforma de ADN, cuando el SEMEFO del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses ni siquiera acceso?”.
Creo que ella se dio cuenta que nosotros ya estábamos renuentes y dejó de venir a Guadalajara. La cuestión es esta: nosotros no teníamos ni su teléfono ni teníamos ningún contacto directo con ella más que cuando venía presencial, era la forma que la veíamos. Todo era a través de otra persona, entonces yo creo que la persona (García Sosa) se dio cuenta y dijo: “No vuelvo más”. Yo siento que la intención del laboratorio era entrar al Instituto (IJCF) como laboratorio externo y que las familias de desaparecidos apoyáramos a un laboratorio externo para darle más credibilidad a los resultado genéticos de un laboratorio externo que al laboratorio del Instituto. Que nosotros avaláramos el profesionalismo del laboratorio y de su gente lo maneja, para dar fe el día que nos preguntaran a nosotros: “¿Oigan, vale la pena poner un laboratorio externo sin licitación y sin esto? ¿Que quede ADN México?”. Y fuimos usadas. Nos pidió una reunión con el comisionado de búsqueda estatal. La llevamos con el Comisionado de Búsqueda Estatal.
El laboratorio ADN México podía ingresar a la base de datos de la Fiscalía General de la República, porque tenía los contactos directos para entrar. Ella te dice: “A mí me dice la Fiscalía General de la República de la base de datos nacional, que hay probables positivos en estos estados. Ustedes pídanle a sus comisiones que hagan la investigación para ver si realmente hay confronta positiva para que puedan rescatar a sus seres queridos”. ¿No te quieres morir de la emoción de que lo encuentre?
Si nos han mentido tanto por parte del gobierno, o sea, obvio le vas a creer a un particular que supuestamente es ajeno al gobierno y que le das más posibilidades. Porque todas hemos dicho: “El día que lleguemos a encontrar, vamos a pedir un perito externo, que nos diga: ‘efectivamente es tú ser querido’.” Porque cuántas veces no han encontrado y resulta que no es tú hijo o tú familiar al que te llevas. Te llevas a otra persona.
Nosotros hemos estado en la entrega de cuatro cuerpos y de todo lo que vivido, en ocho años, creo que ha sido la parte más terrible que he podido experimentar cuando te entregan a tu familiar. Creo que es lo más desgarrador en todo este tiempo. Es una cosa espantosa. Ver a las familias derrumbarse porque ahí se acabó, se acabó toda esperanza de cualquiera. Porque, aunque yo busque en muerte, no quiere decir que no quiera que sigan vivos. Pero ahí se cierra automáticamente todo porque en cuanto encuentran y lo identificas, cierran tu carpeta de desaparecidos y pasas a homicidios, y se perdió.
¿Quién entra a esas bases de datos de la Fiscalía General de la República cuando ni siquiera el propio Estado puede entrar? ¿Quién está atrás? Quién sabe. Pero pues, fue la administración de Peña Nieto, ya cambiaron las cosas entonces no sabemos quién está ahí”.
*Fragmento de la entrevista completa.