Testimonios

María del Refugio Torres, busca a José Gerardo

Mamá de José Gerardo Preciado Torres, desaparecido el 22 de mayo 2014 por el barrio del Santuario, Guadalajara.


“Y yo soy María del Refugio Torres, busco a mi hijo el más grande, es José Gerardo Preciado Torres y él desapareció el 22 de mayo 2014 por el barrio El Santuario. A diferencia de mis compañeras, yo no tengo nada de información para buscarlo. Nada, no sé nada. Haga de cuenta que fue un acto de magia que me lo desaparecieron y desde ese día no he vuelto a saber nada de él. Él trabajaba en el barrio del Santuario, él vendía medicamentos y pues el 22 de mayo como entre 6:00 y 7:00 de la tarde, llegaron afuera de una tiendita que él tenía…

Fue entre 6 y 7 de la tarde, él estaba sentado afuera de una tiendita que tenía, junto con su pareja y sus hijos y, según mi nuera, dice que le pidieron refrescos y él fue a llevarlos y cuando regresó se quedó platicando con una persona. En eso llegaron dos camionetas y se bajaron cuatro hombres de cada una y se fueron contra de ellos, del señor y de mi hijo, agarraron a mi hijo, al señor lo aventaron y cayó al piso. Pero mi hijo se resistió y lo empezaron a golpear. Traían armas, y como él se resistió, le dieron un cachazo en la cabeza, lo desmayaron y se lo llevaron arrastrando a una de las camionetas. Y ahí en la esquina de su casa dieron vuelta y de ahí ya no sé nada. Nunca jamás volví a saber nada de él.

Puso la denuncia la que era su pareja, yo la acompañé. Por eso me enteré de cómo habían pasado las cosas y pues ya, seguir buscando. En la fiscalía siempre me decían que estaban investigando, que no me podían dar datos porque podía entorpecer la investigación, entonces nunca me dieron respuesta. Yo les pedía que hicieran un retrato hablado porque, según la persona con la que él vivía, había visto a los ocho tipos. Y yo les decía: “Pues hagan un retrato hablado porque si ella se acuerda, fácilmente pueden hacerlo”. Obviamente nunca me hicieron caso, nunca hicieron nada, porque ya después la volvieron a citar a ella a declarar y ella dijo que no se acordaba de los tipos, pues. Entonces, pues es lo que les digo, yo no tengo ningún dato para investigar, no sé si tenía problemas ahí con alguna persona.

Mi hijo, cuando se lo llevaron, tenía 40 años y dejó tres chiquitos. La más chiquita tenía cuatro años cuando se lo llevaron y pues hasta ahorita andamos todavía en la búsqueda, aunque, ahora sí que sin ninguna herramienta para encontrarlo. Pero espero encontrarlo, obviamente. Vivo. 

Cuando desaparece mi hijo, al otro día fui a fiscalía, y en fiscalía me dijeron que tenía que tomarme la muestra de ADN, sólo la mía. Nunca me dijeron que tenía que llevar a mi esposo porque con él y con la mía era el 99% de efectividad. Entonces me toman a mí la muestra de ADN. Esta muestra me la entregan hasta al año. Hasta el año me la entregaron y eso fue porque yo estuve yendo a fiscalía muy seguido, y ya como al año fue que yo le dije que quería que me mostrara el ADN. Entonces la Ministerio Público que en ese tiempo tenía asignada, me dijo que no estaba en mi expediente. Y la verdad ese día me fui destrozada a la casa porque yo dije: “Todos los miles de cuerpos que han entrado al Instituto, ¿contra qué los han confrontado si no tienen mi ADN?”.

Entonces, ya como a los dos años citaron a mi esposo para tomarle el ADN y la verdad esto es desastroso porque a mí me decían en el Instituto (Jalisciense de Ciencias Forenses) que a mí no me lo podían dar porque la fiscalía tendría que mandar el oficio solicitándolo. Esto fue después de un año. Y después, con Mariana (García Sosa), fui al DIF y ahí me lo tomé, pues precisamente por las promesas que nos habían hecho. Que nos había hecho Mariana.

A mí (ADN México) no me entregaron ningún resultado. Ella (Mariana) quedó de regresar unos meses después, obviamente nunca la volví a ver y esa muestra se quedó ahí.

Luego fui a Morelia, a Morelia con otras dos compañeras que también dejamos muestras de ADN pero tampoco me entregaron resultados. Entonces, con lo único que cuento, es con la que me hicieron en el Instituto (IJCF). Las mías, porque las de mi marido, tampoco me las han entregado. Esa es la experiencia que yo tengo sobre el ADN.

Mariana nos prometió que iba a regresar a traernos los resultados de las muestras y nos los iba a entregar para que lo tuviéramos nosotros y lo confrontáramos y lo lleváramos a donde quisiéramos. Pero nunca, nunca se nos entregaron. A lo menos a mí, no.

Dijo que todos los ADNs se iban a subir para confrontar para ver si había un positivo en algún estado, pues ella tenía los resultados, pero yo nunca supe nada. Nada. Son puras promesas.

Que yo creo que no se han de haber procesado, ¿eh? Porque es carísima la muestra. Es cara y la mayoría de las familias no tenemos recursos para pagar lo que cuesta una muestra. Entonces, si hay tres mil en una parte, cuatro mil en otra, ¿Cuánto dinero no tendrían que invertir para obtener las muestras genéticas? Estamos hablando de siete mil. De siete mil y el costo era de cinco, de siete o de ocho… Si aquí, aquí en ocasiones nos dicen que no quieren sacar muestras porque están caras. Entonces para procesar siete mil es un dineral. Y presupuesto, creo que no hay, nunca ha habido, ni habrá.

En el Instituto (IJCF), con Mariana que es particular, con la Policía Científica y en Morelia. Ahí es donde yo he dado mi muestra de ADN. Y mi esposo solamente en el Instituto y aquí con la policía. (En Morelia) fue la Policía Científica. Nada más que allá fue diferente. Aquí fue con isopos y allá con Morelia fue de sangre, que decían que era la más correcta. Allá fue a través de muestras de sangre. Y nos fuimos con nuestros recursos porque ahí nos llevó el esposo de una compañera que también tiene a su hijo desaparecido.

En la fiscalía nunca te dicen, o por lo menos cuando empezamos nosotros nunca nos decían que era necesario que fuera el esposo… el papá, el hijo o la mamá. Sólo nos decían: “Usted vaya, con el de usted tiene para… con ese tenemos para comparar”. Pero no nos decían que si nada más iba la mamá la probabilidad era del 50%. Entonces por fuerza necesitaban el ADN del papá o de un hijo varón, para complementar, pero fiscalía nunca dice nada. Nunca te dicen nada. Solamente tú vas y: “Vete a que te hagan, que te tomen la muestra de ADN”, pero nunca decían que tienes que ir, tiene que ir papá y mamá o mamá e hijo del desaparecido. Yo creo que la desinformación también nos pega fuerte.

Esto sí nos ha dado mucho aprendizaje, pero también hemos aprendido a conocer a la gente que quiere burlarse de nosotros, que quiere agarrarse de nuestro dolor, para ellos hacer sus negocios, sus business.

Todos nos desilusionamos de las autoridades. Cuando mi hijo desaparece, yo tenía la certeza de que, a la semana me lo iban a regresar. Y cuando pasa un mes, dos meses, tres meses y veo que nada, no volví a fiscalía. Y ahorita, tengo tres años que no voy. ¿Para qué? Porque cuando voy me quieren dar la información que yo ya sé desde hace un año. Y eso se lo dije a mi MP: “Dígame algo nuevo que haya investigado. Porque todo lo que me está diciendo, ya lo sé. Yo lo tengo, toda esa información la tengo. Dígame algo nuevo”. “Venga dentro de ocho días”. No vengo, no me paro. Esto es lo que las autoridades hacen de nosotras, que desconfiemos de todos ellos, que no creamos. Sabemos que nos escuchan y ellos dicen: “Sí los escuchamos, escuchamos a todas las familias”. Sí, sí nos escuchan, pero nada más. No hacen otra cosa más que escuchar, prometer. Y esas promesas jamás se cumplen. Eso es lo que logran ellos, que desconfiemos de todos y cada uno de ellos. Yo no creo en ninguna autoridad ya”.

*Fragmento de la entrevista completa.