Hermano de Antonio Verástegui González y tío del niño Antonio de Jesús Verástegui Escobedo, desaparecidos desde el 24 de enero del 2009 en Parras, Coahuila. Fueron detenidos en un retén por miembros de los Zetas y la policía municipal de Parras cuando regresaban de un evento religioso en una ranchería cercana a Parras.
“A raíz de la desaparición de mi hermano y de mi sobrino, a finales del 2009, en diciembre, nos encontramos con otras familias también en la misma situación que la nuestra y comenzamos un proceso de organización colectiva. De ahí nació Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, donde empezamos a llevar un proceso organizativo para exigirle al gobierno de Coahuila, que tomara las medidas necesarias para la búsqueda y la investigación. De ahí fue desdoblándose este proceso organizativo, creando una demanda social, señalando que en México estaban ocurriendo desapariciones forzadas en un nuevo contexto, que no eran acciones vinculadas sólo entre miembros del crimen organizado sino que estaban afectando a la población civil, y empezamos a documentar justamente los casos para demostrar lo que estábamos diciendo. Se fueron sumando más personas porque las desapariciones empezaron a aumentar. Ya no sólo en el noreste. En ese momento nosotros teníamos casos o conocíamos casos no sólo de Coahuila, sino de Nuevo León, después de Chihuahua, después de San Luis y empezó así, digamos, a aumentar el número de casos y creamos después otro espacio más nacional porque nos… digamos, ya no se podía como articular en lo que era Coahuila, y se creó Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México, como un espacio y una red con otras familias con desaparecidos en otras partes del país.
Fue por redes sociales, básicamente, donde una persona de nombre Mariana me escribió para entablar contacto conmigo. No se me hizo extraño, justamente por la exposición pública que he tenido en estos últimos años, pues es como normal que otras familias se acerquen contigo, o que periodistas o a veces gente del mismo gobierno. Lo tomé normal porque quería tener comunicación conmigo. Nos escribimos por correo, nos pasamos nuestros números de teléfono y ella me comentó que trabajaba para un laboratorio que se llama o se llamaba ADN México. Que estaba trabajando con el gobierno de Coahuila en procesar unos restos óseos y unas piezas dentales en un predio que se ubicó hace unos años en Parras, en donde la hipótesis del ministerio público apunta a que mis familiares fueron trasladados a ese lugar, asesinados e incinerados, y que esos restos probablemente correspondían con ellos. Y por la… digamos, la afectación que tenían tanto las piezas dentales como las óseas, se decidió que no se procesaran en el laboratorio de la Policía Federal, de la División Científica, justo porque ellos no tenían la capacidad de hacer eso, y el laboratorio que en ese momento tenía Coahuila tampoco lo podía hacer, y no había recursos para mandarlo a otro laboratorio fuera del país. Y entonces, lo que ella comenta es que justo tenían un convenio con el gobierno de Coahuila porque el laboratorio tenía experiencia en el procesamiento de restos calcinados, y que estaban llevando a cabo un proceso para determinar la identidad de esos fragmentos, y que me estaba buscando o estaba buscando a mi familia de manera directa porque ellos como laboratorio estaban como haciendo las cuestiones necesarias para el proceso de identificación y tener contacto con los familiares, pero la Fiscalía les estaba obstruyendo su labor – que era como una cosa extraña porque se supone que la Fiscalía los contrató a ellos– pero su discurso era que la Fiscalía ponía muchas trabas y ellos no podían hacer su trabajo. Entonces que les preocupaba el tema y por eso había decidido buscarme de forma directa, y para eso pidió justo tener una reunión presencial para explicarme como los detalles de en qué estado se encontraba esta situación.
El primer contacto fue por electrónico, digamos, correos electrónicos y posteriormente le pasé mi número y ya estuvimos mensajeando y eh… quedamos de reunirnos en la Ciudad de México, para hablar, digamos, a detalle de lo que quería presentarme, y justamente tuvimos una reunión presencial en la que… digamos… me explica como primero el carácter en el que estaba que era pues como trabajadora o parte de este laboratorio, que no sólo se presentó como trabajadora de ahí sin lograr definir bien cuál es su cargo, y explicándome justo detalles que no tendría que conocer, justo como dónde habían localizado los restos. Porque se supone que ellos como laboratorio sólo tendrían acceso a las muestras de referencia o al material que la Fiscalía les otorga, justo para evitar este tipo de cosas, e incluso no romper la secrecía de la investigación. Pero al parecer la Fiscalía les dio acceso al expediente completo y ella tenía justo nuestros datos. Incluso sabía el nombre de mis familiares, sabía el mío, después de hacer una búsqueda – según me informó– en redes y en internet– entonces tenía como mucha información que no debería de tener justo por un tema de secrecía. Y lo más extraño, justo fue lo que argumenta al momento de decir que, aunque están con convenio de colaboración –es decir que están contratados por la Fiscalía del Estado de Coahuila para realizar este tipo de procesamientos– la queja de ella, es que la Fiscalía le obstaculizaba el poder trabajar y tener contacto con la familia. Que eso era muy extraño porque, digamos, no había razón para que un laboratorio privado tuviera contacto con las familias porque no es su trabajo. O sea, su trabajo tendría que ser recibir, en todo caso, las muestras, generar y extraer el material genético y entregarlo a la autoridad para que… y en su base de datos, hiciera los cotejos necesarios. Entonces, era como muy extraño el planteamiento que ella estaba realizando en ese momento.
Ella lo que decía es que tenían la capacidad para identificar de quién… digamos, de quién correspondían estos fragmentos. Eh, incluso mencionó que estaban procesando ya algunos, aunque el acuerdo había sido que no se procesara ninguno pero tenían ya como un perfil parcial que correspondía al del nombre, pero lo que decía es que, pues estaba haciendo contacto conmigo para que nosotros como familia lográramos destrabar, dicho de alguna forma, este obstáculo que tenía la Fiscalía. Entonces, ella necesitaba que nosotros – por decirlo de alguna manera– hiciéramos gestiones, posiblemente con la Fiscalía para permitirle a ellos alguna acción, que hasta ese momento, al parecer la Fiscalía no se las había permitido.
Bueno, no fue nada agradable porque justo el contacto ella lo realiza el 24 de enero, justo en el aniversario de la desaparición de mi hermano y de mi sobrino. Y pues la primera impresión, o sea, fue pues eso: un muy mal sabor de boca. Después de preocupación de que pues, un particular ajeno a la investigación, ajeno a la familia y ajeno a la Fiscalía del Estado, tuviera información muy concreta de nuestro caso. Y, finalmente, sospechoso una vez que me entero que ya estaba colaborando con la Fiscalía de Coahuila. Y, digamos, lo pongo en estos términos como sospechoso porque una de las… una de las grandes confrontaciones que hemos tenido con la Fiscalía en torno a este proceso de identificación, han sido las dudas justo sobre la hipótesis que tiene el Ministerio Público. Entonces el Ministerio Público en Coahuila ha sido como muy insistente en tratar de cerrar el caso vía decir que fueron asesinados, fueron incinerados y no hay nada más que se pueda hacer. Y, además, que estos restos ya estaban como muy dañados para tener como un material que pudiera servir para identificarlos. Entonces fue como una… un conjunto de situaciones muy desagradables. Llegar a una cafetería en la Ciudad de México a que te planteen una situación, alguien que no conoces, con la que nunca has hablado ni has escuchado hablar, y de pronto te plantee que está haciendo como una obra humanitaria – por decirlo de alguna manera– porque la autoridad que la contrató, no la deja hacer su trabajo.
No hace tiempo habíamos entregado ya muestras al gobierno de Coahuila, y en este caso no se tomaron muestras porque, digamos, después de eso, obviamente hubo una comunicación con las autoridades en Coahuila para decir justo que estaban violando la secrecía de la averiguación previa al trasladar información, digamos, sensible a un particular… Digamos que eso empezó a tensionar ya dentro y alrededor del caso el trabajo de este laboratorio, particularmente. Además, que uno de los acuerdos era que no se iban a procesar estas muestras porque en México no había un laboratorio que tuviera esa capacidad, y aunado a eso pues, me tocó también investigar quién es ese laboratorio. Entonces justo estuve preguntando y ahí logré encontrar que estaban trabajando por lo menos en Veracruz, donde ya estaban también como señalados de estar colaborando con la Fiscalía y con un trabajo muy poco profesional en donde incluso entregaban dictámenes positivos que no correspondían con los cuerpos. Entonces eso empezó, o contribuyó más bien, en irlos sacando al menos del caso y obviamente de eso también hubo un impacto mayor para que el gobierno de Coahuila al año siguiente no les renovara el convenio de colaboración.
En Coahuila, lo que me tocó saber es que empezó a procesar restos y fragmentos calcinados, de búsquedas que se estaban realizando principalmente en la Laguna. Me enteré que, algunos estos los procesaron y se supone que lograron identificar algunas personas. Sé que algunos familiares no estuvieron conformes con los resultados que este laboratorio les entregaba. Y también, lo que supe es que tenían una, esta misma práctica como similar de contar a otras familias como particularidades de los casos que la Fiscalía les proporcionaba, no sé con qué finalidad pero digamos que a algunos familiares les decía: “Ah, tenemos los restos de tal lugar que ya los identificamos y corresponden a tal persona, incluso sabían información antes de dársela a los familiares que presuntamente correspondían los restos. Y digamos que esa práctica era muy similar a lo que ya me habían comentado que se realizaba por ejemplo en el caso de Veracruz. Entonces pues, su práctica, al menos la que me tocó conocer de Coahuila fue pues una relación muy turbia con la Fiscalía del Estado, y una práctica muy poco profesional en el ejercicio de su trabajo. De compartir… primero de tener acceso a información que ellos sabían no deberían tener acceso, y después de esa información compartirla con otras personas.
Una vez que Mariana me describe, digamos, lo que está haciendo, yo corté de tajo eso al decirle que lo que estaba haciendo no era profesionalmente correcto y que eso, incluso, incurría en la comisión de un delito por parte del Ministerio Público, y que iba a presentar una queja justo en la Fiscalía por esos hechos. Digamos que ahí se cortó ya todo el diálogo con ella y con ADN México. Y de lo otro, también me tocó escuchar que decían que ellos tenían una copia o acceso a la base de datos genética que almacenaba la fiscalía e incluso, que tenían justo contactos dentro de la Fiscalía, que les permitían hacer los… o sea, tener esa posibilidad de que tú les dieras muestras y ellos poder cotejarla con la información que tiene la Autoridad. Y como lo vimos en el caso de Coahuila, no me sorprendería que con personal de la Fisca… de la Procuraduría General de la República en ese momento, tuvieran también relación de muchos tipos que justo les permitía montar un negocio como el que estaban desarrollando.
Pues lo que me ofrecía es eso: la posibilidad de, digamos, salir de la incertidumbre y poder cerrar el ciclo dando por hecho que los restos pertenecían a mis familiares y no logró, digamos, hacerme o pedirme algo a cambio justo porque, una vez que terminó su explicación, yo fui muy tajante al decirle que lo que estaba haciendo era una cuestión indebida e incluso un delito, entonces ahí se cerró el canal de diálogo. Entonces no tuvo la oportunidad de ofrecerme algo a cambio o de pedirme algo a cambio.
Digamos que, creo que está bien porque el Estado tiene que echar mano de todos los recursos humanos y materiales para lograr garantizarle a los familiares la certeza sobre determinados restos, o lograr los procesos de identificación con los cuerpos y restos que se encuentran ahora en los SEMEFOS. Y digamos que eso es algo que debería hacer el Estado, no creo que sea algo que no deba hacer el Estado, sin embargo me parece que se tendría que hacer de una forma ética y profesional. Tanto por parte de las autoridades, como de las empresas dedicadas a este giro. Y considero que el caso de ADN México es un ejemplo de lo que no se debería de hacer en este tipo de procesos. De contratar a una empresa sumamente cuestionada y cuestionable por sus prácticas, y esa relación tan poco transparente con las autoridades. Me parece que lo que debe de hacer el gobierno es licitar este tipo de proyectos y con una supervisión y auditorias, ir desarrollando los procesos de cotejo y de identificación, pero siendo como muy cuidadosos justo de qué tipo de información se le proporciona a este tipo de empresas, para que final estas empresas no terminen lucrando con nuestro dolor.
Me parece que, antes tragedias de esta naturaleza, siempre va a haber personas que se van a intentar aprovechar y sacar ganancias de diferentes tipos. Y creo que personas como las que integran ADN México, como las que están o son el rostro de ADN México o quienes están en la sombra, son personas quienes han visto una falla estructural del Estado donde no le interesa atender esto y que ellos pueden aprovecharse de esta situación. Y pues eso, generar ganancias de una crisis como la que estamos viviendo y me parece que la calidad humana de los servidores públicos en México, permite el lograr que una empresa o empresas privadas de este tipo, se logran constituir y, hasta cierto punto coludirse con las autoridades para lograr sacar un provecho económico y de paso, además, cerrar casos y ya no continuar con las investigaciones.
Supe que con algunos otros familiares se acercaban como lo decía, para decir eso, que tenían acceso a información privilegiada, incluso pues eso, decir que ya se tenía la identificación en tal caso y la familia no quería aceptar… Y eso, digamos, es algo que en el caso de Coahuila, estuvo muy presente.
No me sorprende conociendo el funcionamiento de las instituciones del Estado y que lamentablemente estamos en una situación de la espada contra la pared porque no nos queda otra alternativa más que, justo, ofrecer nuestro material genético a una autoridad que es la encargada de hacer esto, y por otro lado, saber que esa autoridad puede vender tú información o la puede perder o puede hacer otro tipo de cosas con eso. Y me parece que este tipo de prácticas se tendrían que investigar a fondo para deslindar responsabilidades y sancionar a las personas involucradas porque, como vemos el caso de ADN México, no es que fuera algo aislado, sino que es una empresa constituida justamente para defraudar a los familiares pero también al erario con el apoyo de servidores públicos que se los permitieron. Entonces, este tipo de empresas o de prácticas, deberían ser investigadas y sancionadas. No solo las particulares sino también los servidores públicos que permitieron que se llevara a cabo este tipo de prácticas.
La crisis forense es un eufemismo que utilizamos y que el Estado también utiliza, para tapar que es un problema de incapacidades y de voluntad política de parte de las autoridades en México y que lejos de crear mecanismos efectivos, lo que están haciendo es justamente colaborando con empresas como ADN México o creando falsas narrativas o mecanismos que no tienen… pues atribuciones legales para lograr estos procesos de investigación. Me parece que, si realmente – al menos el Gobierno Federal– asumiera con responsabilidad y digamos, le diera las dimensiones de una crisis más allá de los discursivo a esta situación, podrían haber realizado todas las acciones legales, materiales y financieras para establecer una vía de salida para lograr el procesamiento y la identificación de todos los cuerpos y restos que hoy se encuentran en los servicios médicos forenses. Pero por el contrario, digamos, estamos en esta discusión eterna sobre las competencias entre lo federal y lo Estatal, y estos falsos discursos de que al Gobierno federal le Interesa el tema pero como la mayoría están, no sólo en los gobiernos locales sino además en las fiscalías que son, se supone, entes autónomos, entonces ellos pueden hacer muy poco. Cuando pues, tienen todo para hacer incluso los cambios legales y definir un mecanismo que de verdad sea efectivo y no estar pues, simulando con mecanismos que al final nos ponen siempre en la discusión de: “es que los gobiernos locales no quieren. Es que la Fiscalía no da acceso…”, contra un: “El Gobierno Federal lo está haciendo, pero nos están poniendo muchas trabas para eso”. Me parece que eso es simular el problema, teniendo la posibilidad o la capacidad para solucionarlo, o intentar establecer una verdadera solución.
En mi caso, justamente como decía, los fragmentos óseos y las piezas dentales estaban muy dañadas. Y en su momento, justamente la División Científica de la Policía Federal dijo que ellos no tenían la capacidad y en México no existía un laboratorio que lograra procesar restos óseos con ese grado de calcinación. Y lo que Mariana (García) Sosa por medio de ADN México planteaba, es que ellos tenían la capacidad de hacerlo. Y justamente en su discurso, digamos, de ser una persona preocupada y solidaria, lo que quería o lo que estaba haciendo era como filtrándome información de que la Fiscalía se negaba a que esos restos se procesaran. Cuando la negativa no era de la fiscalía, sino es que, hay un acuerdo o había un acuerdo con la Fiscalía, de que esos restos no se iban a procesar justamente porque en México no había ningún laboratorio que los pudiera procesar.
Me parece que también como un instrumento utilizado desde la Fiscalía del Estado para cerrar casos, digamos, poniendo como una cara más humana, preocupada y sensible, que era la de Mariana, llegando directamente con los familiares, y no la cara del Ministerio Público que ya la conocíamos. Entonces, llegar por otra vía para decir: “nos duele lo que les está pasando y somos tan buenas personas y sensibles, que queremos ayudarlos porque la Fiscalía no lo quiere hacer”. Entonces, a mí me parece que, pues ahí hay una colusión entre la Fiscalía de Coahuila con ADN México para cerrar casos.
Lo que se intuye es que la Fiscalía le da como toda la información del caso para acercarse con nosotros. Porque digamos, de otra manera, pensando pues lo que nos han dicho, cómo operan estos laboratorios, es que la autoridad, buenos los servicios periciales de la Fiscalía, pues aseguran los huesos, les ponen una etiqueta con un código de barras y los mandan al laboratorio. Y el laboratorio nunca sabe el nombre de la persona a la que puede corresponder ese hueso o a qué averiguación puede estar vinculada, menos, los datos de dónde los obtuvieron. Y en este caso, ellos sabían todo”.
*Fragmento de la entrevista completa.